Tú no eres...


Tú no eres quien piensas que eres. 
¿No te alegras? 
No eres tus títulos ni tus credenciales, 
ni tu casa. 
No somos nada de eso, en absoluto. 
Somos seres sagrados, 
células individuales del cuerpo de Cristo. 
Todos somos Uno, somos el Amor mismo.