Mi abuelo...


"Mi abuelo.... no le podía contar mentiras a mi abuelo por todo lo que me respetaba. Cuando toda mi familia estaba en mi contra pude por lo menos depender del anciano. A él no le preocupaba que todas las pruebas estuvieran en mi contra. Él decía: «No me importa lo que haya hecho. Si lo ha hecho él, debe de estar bien. Le conozco, no puede haber hecho nada malo.»

Y si él estaba de mi lado, por supuesto, toda la familia tenía que replegarse. Yo le contaba todo lo que había pasado, y él me decía: «No hace falta preocuparse. Haz aquello que te parezca correcto, porque ¿quién si no puede decidir? En tu situación, en tu lugar, sólo tú puedes decidir. Haz lo que te parezca correcto y siempre recuerda que yo estoy aquí para apoyarte, porque no sólo te quiero, además te respeto.»

Su respeto hacia mí fue el tesoro más grande que pude recibir. Cuando se estaba muriendo yo me encontraba a cien kilómetros de distancia. Me avisó para que fuera inmediatamente porque no quedaba mucho tiempo. Fui rápidamente; en dos horas estaba allí.
Era como si me estuviera esperando. Abrió los ojos y dijo: «Estaba tratando de seguir respirando hasta que pudieras llegar. Sólo te quiero decir una cosa: ahora ya no estaré aquí para apoyarte, y necesitarás apoyo. Pero recuerda, donde quiera que esté, mi amor y mi respeto seguirán contigo. No le tengas miedo a nadie, no le tengas miedo al mundo.»

Esas fueron sus últimas palabras: «No le tengas miedo al mundo.»

Respeta a los niños, hazles intrépidos.
Pero si tú mismo estás lleno de miedo, ¿cómo vas a hacerles intrépidos?
No les impongas el respeto hacia ti porque eres su padre, su papá, su mamá, esto y aquello.
Cambia esta actitud y mira la transformación que el respeto puede aportar a tus hijos. Si los respetas, te escucharán con más atención. Si los respetas, tratarán de entenderte a ti y a tu mente con más atención. Tienen que hacerlo. Y de ninguna manera les estás imponiendo nada; por eso si al entenderlo sienten que estás en lo cierto y te hacen caso, no perderán su rostro original.

El rostro original no se pierde por actuar de una cierta manera. Se pierde por obligar a los niños en contra de su voluntad. El amor y el respeto pueden ayudarles dulcemente a entender mejor el mundo, puede ayudarles a estar más alerta, conscientes, atentos, porque la vida es preciosa y es un regalo de la existencia. No debemos desperdiciarla.

Y en el momento de la muerte debemos de ser capaces de decir que nos vamos dejando el mundo mejor, más hermoso, más lleno de gracia."

"El libro del Niño" Osho