Hagamos...


Hagamos inventario del contenido de nuestras palabras. Veremos que por una parte están las que construyen, y por otra las que destruyen. Entre estas últimas, sitúo no solo aquellas por las cuales atacamos a tal persona o tal grupo de seres, sino también aquéllas con las que seguimos hiriéndonos, dudando de nosotros, por ejemplo, o por el contrario queriendo jugar a los guerreros, los "positivos" cueste lo que cueste, para demostrar nuestro valor. Debemos convencernos de que las cruzadas han terminado, incluso en las palabras, si somos fieles a nuestra actitud.
En cuanto a las palabras constructivas, lo que la vida lleva a pronunciar no son simplemente las palabras de afecto o amistad. Son todas aquellas mediante las cuales tenemos la posibilidad de formular una esperanza, una apertura, de sembrar una reconciliación, de insuflar VIDA a algo...
Recordemos que la Paz empieza por uno mismo...