El Espíritu Santo...


El Espíritu Santo sólo te pide esto: que lleves ante Él todos los secretos que le hayas ocultado. Ábrele todas las puertas y pídele que entre en la oscuridad y la desvanezca con Su luz. Si lo invitas, Él entrará gustosamente. Y llevará la luz a la oscuridad si le franqueas la entrada a ella. Pero Él no puede ver lo que mantienes oculto. Él ve por ti, pero a menos que tú mires con Él, Él no puede ver. La visión de Cristo no es sólo para Él, sino para ti y para Él. Llévale, por lo tanto, todos tus pensamientos tenebrosos y secretos, y contémplalos con Él. Él abriga la luz y tú la oscuridad. Ambas cosas no pueden coexistir cuando las contempláis juntos. Su juicio prevalecerá, y Él te lo ofrecerá cuando unas tu percepción a la Suya.

"Un curso de Milagros"