Cuentan que un día un discípulo, al ver a su maestro muy sonriente, a pesar de los muchos problemas que sabía que sufría últimamente, le preguntó:-Maestro, ¿como consigues estar siempre tan alegre y contento?El maestro le respondió:-Querido discípulo no hay grandes secretos para eso. Cada mañana, cuando me despierto me hago la misma pregunta. ¿Que elijo hoy, estar alegre o estar triste? Y siempre, hijo mio, escojo LA ALEGRÍA.