Escuchar el silencio...


Escuchar el silencio no obliga a la soledad. Deberíamos ser capaces de percibir el silencio en medio de una muchedumbre palpitante. Escuchar el silencio, es sumergirse en uno mismo como si nos sumergiéramos en el corazón del mundo. No para colmar la mente con su espectáculo sino para ofrecerle nuestra alegría de existir.